“Siempre he pensado que la literatura no nació para dar respuestas, tarea que constituye la finalidad específica de la ciencia y de la filosofía, sino más bien para hacer preguntas, para inquietar, para abrir la inteligencia y la sensibilidad a nuevas perspectivas de lo real”.
CORTAZAR JULIO
Hablar de literatura es encontramos con un abanico de posibilidades que se instalan en nuestro currículo educativo con respecto a su definición, su finalidad y las múltiples didácticas que hemos venido ejercitando – entonces porque no admitir que a lo largo de la historia de la literaria, se le ha otorgado el propósito de producir efectos educativos, estéticos, éticos y/ o moralizantes, siendo tratado como una disciplina que existe en el currículo como la excusa para enseñar lengua castellana.
Pero en ese ir y venir histórico y pedagógico “la literatura” coexiste per se, porque existe desde el gusto personal de quienes la vivimos desde la pasión, la queremos y la admiramos; entonces me he permitido hacer un alto en el camino para re-pensar- sin ninguna pretensión- en un acercamiento más tangible y menos austero: frente a la enseña de la literatura.
En un primer momento consideré que mis cavilaciones eran simplemente un soliloquio, un salto al vacío desde mi cuestionamiento: ¿cómo desde mi quehacer académico construyo un verdadero ejercicio de abducción pedagógica?
Sin embargo, al revisar las propuestas de diferentes estetas y estudiosos, me permití navegar en ese recorrido conceptual y teórico para ahondar en la didáctica de la literatura y en términos de Vásquez Rodríguez comprender que es “una disciplina con su propio estatuto epistemológico, con sus propios métodos y su propia red conceptual”, lo anterior implica que desde el acercamiento del maestro especialista en literatura se realice un ejercicio metacognitivo frente a la disciplina, los métodos y metodologías que desarrolla y la revisión de la malla curricular desde el estudio de la literatura. Entonces el saber enseñable y el saber aprendible, evidencian la relación didáctica que se establece entre estudiante-maestro y esta mediatizada por el “saber”; ese saber que lo dará “la obra literaria.” Esto implicará que se realice una revisión y acercamiento a los postulados de la Didáctica de la Literatura, y a una enseñanza basada en procesos de pensamiento que permita abordar el acto pedagógico de manera más significativa y constructiva. La dialéctica y la pedagogía permitirán al “maestro, al lector, al texto y al autor ser comprendido en su dimensión histórica para alcanzar la comprensión interhumana, lo anterior desde la voz de Moreno Mónica. Entonces la abducción se puede aplicar como estrategia y la propuesta pedagógica:
La Abducción creativa surge entonces, como estrategia que traza el rumbo hacia la comunión del pensamiento, la creatividad, el desarrollo de la competencia comunicativa, obedeciendo al objetivo que brinda sentido a la Práctica Pedagógica: organizar y aplicar una propuesta didáctica y pedagógica basada en la abducción que posibilite el desarrollo y el fortalecimiento del pensamiento y de la competencia comunicativa (2010,pág 64)
Cabe mencionar que el docente debe continuar siendo agente dinamizador, la didáctica insta al maestro a asumir un rol de investigador en el aula de clase como una alternativa para conducir con responsabilidad social y estética la formación literaria de los estudiantes, es decir que no solo es re-pensar las didácticas que estamos realizando sino revisar nuestro rol, desarrollar desde los procesos de lectura y de escritura actos de abducción, reformular las tácticas literarias, organizar un trabajo de indicios y de hipótesis progresivas.
En ese orden de ideas, considero que la tarea, ahora se traslada al docente investigador que observa, revisa, documenta sus prácticas pedagógicas para tener claridad frente a estrategias, herramientas y rutas didácticas en el campo literario y armonizar la comunicación literaria en el escenario académico, es decir que ese docente polivalente ha construido bases y fundamentos con respecto a los elementos de conocimiento pedagógico que den cuenta que la mejor didáctica de la literatura está en el texto mismo y eso implicaría revisar desde la praxis diaria, los enfoques de la enseñanza y el aprendizaje mismo, para ir más allá de un monólogo y poder dialogar y comunicar.
Lic: Mónica Patricia Altahona C
Maestra en Estudios Literarios
2017